Se que voy a morir, así que mi venganza es vivir bien.

jueves, 1 de marzo de 2012

Capítulo 11 - El Forastero Misterioso - Mark Twain.

        "Durante un año entero Satanás repitió estas visitas que me hacía, pero al final venía con menos frecuencia, y luego durante mucho tiempo no se presentó ni una sola vez. Esto siempre conseguía que yo me sintiera solitario y melancólico. Creía que él iba perdiendo interés en nuestro diminuto mundo y que en cualquier momento dejaría de visitarnos para siempre. De nuevo un día vino a verme, y yo me llené de alegría, pero sólo fue durante un rato corto. Él me dijo que había venido a despedirse y que no regresaría más. Tenía investigaciones y empresas que le reclamaban en otros rincones del universo, dijo: cosas que le ocuparían por un período largo y que por tanto yo no tendría tiempo para esperar su regreso.
        -¿Y te marcharás y no regresarás nunca?
        -Sí, me marcho-dijo-. Hemos sido buenos compañeros durante mucho tiempo y esto ha sido agradable, agradable para los dos; pero ahora debo irme y no nos veremos más.
        -En esta vida, Satanás, pero ¿y en otra? Seguramente nos encontraremos en otra vida, ¿no?
  Entonces, tranquila y serenamente, me dio la extraña respuesta:
        -No hay otra.
        Una influencia sutil sopló sobre mi espíritu desde el suyo, trayendo consigo un sentimiento vago, oscuro, pero que me infundía la esperanza de que sus increíbles palabras podrían ser verdad, incluso que debían ser verdad.
        -¿Nunca has sospechado esto, Theodor?
        -No, ¿cómo podría? Pero si eso fuera verdad...
        -Es verdad.
    Un acceso de gratitud se levantó en mi pecho, pero una duda lo cortó antes de que me saliera en palabras.
Y dije:
        -Pero..., pero... hermos visto esa vida futura..., la hemos visto en su realidad, así que...
        -Fue una visión..., no tenía existencia.
    Casi no podía respirar por la gran esperanza que luchaba dentro de mí:
        -¿Una visión? ¿Una vi...?
        -La vida misma es sólo una visión, un sueño.
     Fue electrizante. ¡Dios mío! ¡Yo había tenido ese mismo pensamiento mil veces en mis meditaciones!
        -No existe nada; todo es un sueño. Dios..., el hombre... el mundo..., el sol, la luna, la soledad de las estrellas... Un sueño, todo un sueño; nada tiene existencia. Nada existe salvo el espacio vacío... ¡y tú!
        -¡Yo!
        -Y tú no eres tú..., no tienes cuerpo, ni sangre, ni huesos, eres sólo un pensamiento. Yo mimos no tengo existencia; no soy más que un sueño..., tu sueño, la criatura de tu imaginación. Dentro de un momento te habrás dado cuenta de esto; entonces me expulsarás de tus visiones y yo me disolveré en la nada de la cual me has hecho...
        -Ya estoy pereciendo..., estoy decayendo..., estoy llegando a mi fin. Dentro de poco estarás solo en el espacio ilimitado, para vagar por sus soledades infinitas sin amigo ni compañero para siempre..., porque siempre serás un pensamiento, el único pensamiento existente, y, por naturaleza, inextinguible, indestructible. Pero yo, tu pobre sirviente, te he revelado a ti mismo y te he liberado. ¡Sueña otros sueños, y mejores!
        -Extraño que no lo hubieras sospechado hace años... hace siglos, edades, eones! Porque has existido sin compañero a lo largo de todas las eternidades. ¡Extraño de veras que no hayas sospechado que tu universo y sus contenidos son sólo sueños, visiones, ficción! Extrño, porque son tan franca e histéricamente locos... como todos los sueños: un Dios que podía crear buenos hijos tan fácilmente como malos, y, sin embargó, prefirió crearlos malos; que podría haberlos hecho felices a todos, y, sin embargo, nunca hizo feliz a ninguno; que los hizo capaces de estimar su vida amarga, y aun así los hizo mezquinamente breve; que dio a sus ángeles la felicidad eterna sin ganársela, y, sin embargo, exigió que sus otros hijos la ganaran; que dio a sus ángeles vidas sin dolor, y afligió a sus otros hijos con miserias ásperas y enfermedades de la mente y del cuerpo; que habla de la justicia e inventó el infierno..., habla de la Regla de oro y de perdonar setenta veces e inventó el infierno; que pregona la moral a otras personas y no tiene ninguna él mismo; que desaprueba los crímenes y, sin embargo, los comete todos; que, sin ser invitado, creó al hombre, y luego trata de librarse de la responsabilidades de los actos del hombre, dejándosela sólo a éste, en vez de colocarla honradamente donde debe estar, sobre él mismo; y finalmente, con una divina torpeza, ¡invita a este pobre esclavo maltratado a adorarlo!...
        -Ahora comprendes que estas cosas son todas imposibles, salvo en un sueño. Comprendes que son puras locuras pueriles, las creaciones ridículas de una imaginación que no está consciente de sus monstruosidades; en una palabra, que son un sueño y tú eres su creador. Todas las señales del sueño son visibles; debías haberlas reconocido antes.
        Es verdad lo que te he revelado; no hay Dios, ni universo, ni raza humana, ni vida terrestre, ni cielo, ni infierno. Todo es un sueño..., un sueño grotesco y disparatado. Nada existe salvo tú. Y tú no eres más que un pensamiento..., ¡un pensamiento errante, un pensamiento inútil, un pensamiento desamparado, vagando solitario entre las eternidades!
      Desapareció, y me dejó pasmado; porque yo sabía, y me di cuenta de que todo lo que había dicho era verdad."


Tiene tanta lógica en sus palabras. No sé que pensar. Pero me encanta este capítulo.